La bandera como punto de encuentro

No quisiera empezar estas líneas sin plantear que deberíamos repensar como se homenajea a nuestros próceres, en que fechas. Hombres como Manuel Belgrano, político, economista que tomó las armas para defender la Patria, no tendría que ser recordado el día que murieron, sino el día de sus victorias, sus días llenos de vida.

Manuel Belgrano fue uno de los principales dirigentes de la Revolución de Mayo de 1810, impulsor de la emancipación nacional y combatiente en las guerras de la independencia. Al frente del Ejército del Norte venció en las estratégicas batallas de Santa y Tucumán, que salvaron al gobierno revolucionario.

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Existen tiempos en los que hay jugársela, tiempos en lo que sabemos que tenemos en nuestro poder la decisión de cambiar la historia y no nos podemos permitir dudar ni especular. En ese espíritu, creo yo, se encontraba Manuel Belgrano cuando presento la bandera de su ejército el 27 de febrero de 1812, él se justificó planteando que era una cuestión simplemente táctica en el sentido de la guerra contra los españoles, planteaba lo absurdo de estar en guerra y utilizar la misma bandera que el enemigo, pero esta acción encarnaba algo más, encarnaba el nacimiento de nuestra identidad nacional.

Belgrano creó la Bandera para identificar al ejército patrio, para darle nombre propio a un ejército que tenía como finalidad liberar al país de la situación colonial. A través de la Bandera nos identificamos como parte de una nación, como un todo, heterogéneo, enormemente diverso, pero atravesado por un sentido de la pertenencia, unidos para el logro de objetivos comunes a pesar de nuestras diferencias.

La bandera nos salva del naufragio de la desintegración y del individualismo torpe, termino con el que somos bombardeados continuamente por cualquier red social. Por ella hemos aprendido a ser uno y sin unidad casi todo siempre será imposible. Sintámonos argentino, seamos dignos de estos colores, que nuestro compromiso sea a conciencia, para que al caminar cotidiano lo acompañe la sensación de orgullo de vivir en estas tierras.

Por Juan Tauil – Secretaria general de Presidencia