Revolución de Mayo. Desarrollo Y Unidad Nacional

De las dos principales fechas patrias que conmemoramos los argentinos, ésta tal vez sea la más recordada por todos. Si bien aquel 25 de Mayo de 1810 se confirmaba la destitución del Virrey Cisneros y su reemplazo por la primera junta, también allí comenzaba a configurarse lo que años más tarde se afianzaría como el surgimiento de un nuevo Estado.

Aquella Semana de Mayo un puñado de héroes daba los pasos iniciales de una epopeya que terminaría de convertirnos en un Estado soberano. Se imponía la voluntad de aquellos hombres y mujeres que perseguían la idea de crear en este rincón de la tierra una patria libre donde imperen para siempre la justicia y el ideal de la dignidad humana.

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Por primera vez asistíamos a la unión de todos. Un conjunto de sacrificios comunes detrás de unos cuantos ideales compartidos que le darían forma a una primera aproximación de lo que hoy se conoce como la unidad nacional.

Doscientos años parece un periodo de tiempo suficientemente prudencial como para hacer un balance. Sarcasmos de lado y más allá de las reflexiones de rigor, los homenajes sentidos y las frases habituales, éstas fechas deben ser el marco propicio para disparar algunas reflexiones: ¿Sera ésta la patria libre con la que soñaron Saavedra, Castelli, Paso o Moreno? ¿Por esta dignidad y justicia habrán levantado sus armas San Martin, Belgrano y tantos otros? ¿Podemos dar este proceso de construcción de la Nación como concluido?

En primer lugar, podemos afirmar que la situación actual dista mucho de la patria libre anhelada por nuestros próceres. Observando la realidad social, la pobreza creciente de amplios sectores de nuestra sociedad, el atraso y la miseria de enormes regiones de nuestro país podemos afirmar que estamos más cerca de un proceso de desintegración nacional que de cumplir con aquellos sueños de mayo.

La historia del pueblo argentino es la crónica de una lucha por la unidad y la convivencia organizada, requisitos indispensables para su independencia real. Sin embargo, también es la historia de grandes desaciertos y la de una imposibilidad manifiesta para romper con una dependencia que tarde o temprano puede terminar atentando contra nuestra propia unidad.

Las razones que explican la fisonomía económica de nuestro país y su configuración posterior también se explican en estos inicios. Cabe recordar las premonitorias palabras de George Canning, célebre Ministro de Relaciones Exteriores del Reino Unido, que manifestó en 1925 al reconocer nuestra independencia que: “Inglaterra será el taller del mundo y América del Sur su granja”.

La independencia política lograda en aquellos tiempos no garantizó la constitución de una nación libre. Ese proceso podemos decir que esta inconcluso y en riesgo. Es esa incapacidad persistente para transformar una estructura dependiente propia del esquema prerrevolucionario la que atenta contra los propios sueños de quienes se propusieron aquella epopeya de un pueblo libre. El interrogante es si seremos capaces de recrear la fórmula de aquellos revolucionarios: La Unidad Nacional como cimiento para la construcción de una verdadera Nación libre.

Arturo Frondizi, en ocasión de los ciento cincuenta años de la Revolución de Mayo, recordaba a aquellos héroes. En su discurso pronunciado a los argentinos decía: “La lección de grandeza que nos han legado los hombres de Mayo, sirve para iluminar nuestra senda y templar nuestras voluntades. Sirve también para señalarnos el ideal común, acerca del cual no caben discrepancias: el afianzamiento definitivo de la Nación.

Es útil recordar que es la concepción integradora de Nación, más allá de todo interés parcial de cualquier sector, partido, líder o región la que debe guiar nuestras acciones como dirigentes políticos. Es necesario volver a reconducir todos los esfuerzos en ese sentido, el interés nacional detrás de un proyecto de gobierno que rompa con todo tipo de dependencia y logre generar las condiciones materiales para el real desenvolvimiento de las libertades de cada uno de los argentinos.

Frondizi tenía clarísimo que mientras no seamos capaces de asegurar los beneficios de la libertad para todos los habitantes de nuestro país, mientras no integremos nuestra extensa geografía, en tanto no liberemos a nuestra economía de toda dependencia externa, hasta que no demostremos que podemos proveer trabajo, bienestar, cultura y educación para todos los habitantes de nuestro suelo, no seriamos la Nación que los héroes de Mayo proyectaron.  Es por eso que impulsó las políticas mas revolucionarias, transformadoras y exitosas de nuestra historia. Fue nuestro último intento de  desarrollar el país. Pensó distinto y se apoyo en aquella formula unidad nacional y desarrollo como sinónimo de libertad.

Por último, estoy convencido que estamos a tiempo. Es necesario volver a pensar distinto. Plantear un nuevo proceso de desarrollo para nuestro país. Hacerlo desde la unidad de todos los que queremos volver a ser libres.

Es necesario volver al espíritu de Mayo.

Por Juan Pablo Carrique – Presidente del MID