La Vinculación Tecnológica es un puente entre el Estado y la Industria con perspectiva de género.
La pandemia del Covid19 evidenció claramente el actual desarrollo tecnológico en países semiperiféricos. Desde los Centros de Vinculación Tecnológica Argentina estamos empeñados en lograr reorientar las agendas del sector de tecnología en la dirección de un proyecto de democracia con industria, generación de empleos de calidad y ampliación de derechos. Es un problema político que debe ser atendido, con una visión real que acompañe el fortalecimiento de las pymes y garantice un desarrollo con sustentabilidad ambiental.
La Plataforma Vintecar 4.0 surge como facilitador de un ecosistema tecnológico poco visibilizado. El futuro no es una predicción sino una construcción. Por eso, desde su puesta en marcha vamos desarrollando actividades en el sentido de federalizar el sistema de innovación aprovechando esta ventana de oportunidad que las nuevas tecnologías nos ofrecen articular la capacidad estratégica para el desarrollo económico, social y ambiental. Junto con la posibilidad de redistribuir el trabajo en el territorio y alumbrar un modelo de desarrollo económico más humano, más inclusivo, más inteligente y más sustentable, al que muchos autores llaman “modelo de gardening” por la necesidad de cultivar el territorio y atraer así al talento, que es hoy el recurso más valioso y estratégico para la economía del conocimiento.
El país no puede ser competitivo sólo por el precio variable
del dólar. Los nuevos escenarios
van a venir perfilados por las mega-tendencias que ya son observables desde ahora. Y por supuesto, para que nos preparemos para aprovechar al máximo las oportunidades
y neutralizar las amenazas que ese futuro nos puede traer. Inteligencia es anticipación. Esta iniciativa tiene el compromiso de llevar a cabo acciones
y programas que fomenten la perspectiva de género en las TICs, en donde la equidad,
el empoderamiento y la generación de derechos, impacten
y diseñen una nueva construcción de proyectos productivos inclusivos y superadores de viejos paradigmas, con miradas y acciones transformadoras desde lo factico;
a través de estrategias de capacitación y espacios de interacción, como así también,
la asistencia y el fortalecimiento de Industrias y sectores que promoverán la inserción y la formación
de mujeres y disidencias en el sector de la nuevas tecnologías, con mirada federal y de desarrollo de economías regionales.
En ese contexto, no se ha valorado suficientemente la importancia de la nueva Ley de Financiamiento del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación que “propicia la igualdad real y efectiva de la participación de las mujeres y la población LGTBI+ en todos los niveles y ámbitos del sistema científico-tecnológico”, a la vez que cubrie las expectativas de cientos de organizaciones de base tecnológica en el territorio nacional. Particularmente, con el compromiso asumido por el Estado en incrementar la infraestructura y equipamiento para potenciar las actividades de investigación, desarrollo e innovación, alentando su radicación en las provincias argentinas. De esta manera el sector público viene a resignificar la vital importancia de lograr mayor vinculación entre el conocimiento tecnológico y los sectores de la producción. Eso es clave para superar un agotamiento crónico que arrastramos como un rasgo de subdesarrollo como ser la debilidad de los eslabones relacionados con la gestión del cambio tecnológico.
En tiempos de pandemia, es más que necesario conquistar entornos institucionales estables que permitan generar estos procesos complejos para un país que busca un sendero de desarrollo, dado que permite traccionar a empresas de menor envergadura así como articular centros de enseñanza y formación y multiplicar en aprendizajes para otros sectores de la economía con la agregación de valor sobre productos primarios en su lugar de origen. Ese también es otro de los aportes de las casi cincuenta organizaciones fundadoras de la red Vintecar 4.0 empeñadas en facilitar los procesos de aprendizaje, acumulación de capacidades y enraizamiento de las actividades de I+D, en cada una de sus localidades y a la vez expandirlas colaborativamente a otras provincias por medio de la comunicación integral que ofrece la comunicación digital en estos días. Cada integrante de este Polo Tecnológico Virtual está implicado en dar respuestas tecnológicas que ayuden a escalar capacidades en nuestras economías regionales y en los sectores industriales con potencial exportador.
La ventana de oportunidad que puede representar un superciclo de mejores precios internacionales para las commodities representa una gran oportunidad para Argentina, pero será efímero sino se utilizan esos beneficios para la modernización del resto de la economía mediante la aplicación intensiva del conocimiento en los procesos productivos y se potencian todos los esfuerzos de I+D+i. Porque en realidad, el verdadero valor de las empresas hoy en día pasa en gran medida por el tesoro que representa el conocimiento en forma de tecnología, know-how, patentes, cultura innovadora y gestión digital.
Históricamente, cuando cambia el paradigma tecnológico, cambia el paradigma
socio- económico. Es decir,
la forma de organizar el trabajo y la producción, la sociedad y sus instituciones. Pero, por su propia
naturaleza social/cultural, es un fenómeno lento. Un claro ejemplo
es el sector nuclear argentino
que lentamente durante
más de setenta años, con vaivenes,
ahora podemos decir es el cluster tecnológico más sofisticado del país.
Reactores argentinos para uso civil
funcionan hoy en Argelia, Arabia Saudita, Australia, Brasil, India Egipto y Holanda. La Argentina tiene mucho
desarrollo atómico, mucho más que cualquier otro
país de la región, en los dos campos en los cuales lo nuclear ha realizado
grandes aportes: el industrial y el médico.
El secreto argentino
es la renuncia a proyectos
estandarizados. Esa es la gran diferenciación que transversalmente atraviesa
muchas sectoriales.
Otra realidad es ver actualmente al sector satelital como emblema de la Argentina que podemos ser. Reorientando su agenda a proyectos satelitales, tiene desde entonces a la empresa Invap como actor central en la producción de estos artefactos. Tarea que comienza con el primer satélite de órbita polar, el SAC B/ SAC I, y que tiene como hito sobresaliente la fabricación del primer satélite geoestacionario argentino, el ARSAT 1, en 2014. Es operado desde entonces por una empresa del Estado creada en el año 2006, llamada también ARSAT, y fue continuado por otro satélite homónimo en el año 2015. Y ahora va por el tercero autofinanciandose con los producidos propios de los otros dos que venden servicios.
Por otra parte tenemos el caso de el nacimiento y crecimiento de empresas de agtech representan oportunidad para los países en desarrollo y agro exportadores,como Argentina, que a través de la tecnología pueden ser competitivos en los mercados internacionales y reducir la brecha entre países desarrollados y en desarrollo. Considerando que 4 de cada 10 dólares exportados por Argentina en 2019 fueron generados por maíz, trigo y soja, el país tiene una gran oportunidad para potenciar el sector a través del crecimiento de startups que brindan soluciones tecnológicas y de investigación para optimizar procesos y diseñar estrategias innovadoras diferentes a la agricultura tradicional.
Sin embargo, otras áreas subsisten con viejos modelos de industrialización que ni las hace competitivas ni les da sustentabilidad en el tiempo. A ellas nos hemos enfocado un grupo de acciones tendientes a promover eficientemente la relación entre público y privado atento a los múltiples programas nacionales que ofrecen los Ministerio nacionales que dada la complejidad de su formulación burocrática, si bien tienen la intención, a veces pareciera no estar bien integradas a las necesidades de innovación desalienta a muchas entidades provinciales, municipales y las propias Pymes que no los aprovechan. La pandemia nos está dejando muchas enseñanzas muy importantes de todo tipo que perdurarán durante muchos años. Resultaría un tanto temerario priorizarlas, pero quizás la más importante es que frente a las complejidades del mundo moderno es una respuesta sensata es recurrir a la ciencia y a la tecnología. La pandemia terminará, pero las enseñanzas quedarán. La cuestión es aprovecharlas.
Por Guendy Palazzini Coordinadora UVT-CEDyAT – Miembro de la Fundación Comunidad Organizada y Fabián Ruocco – Director Ejecutivo VINTECAR 4.0