El imbécil

“Todo el mundo es opiniones de pareceres tan varios, que lo que el uno que es negro la otra prueba que es blanco.” Sor Juana Inés de la Cruz, 1669

“Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí” Augusto Monterroso,1959

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“Hay que ser un imbécil profundo para decir que los contagios son una solución política”,  Alberto Fernández, 2021

Aun, el virus sigue ahí, saltando en el aire, en los bordes, en el medio y por sobre la “grieta” tan humana.  Y comienzo a sentirlo más cerca, junto con el miedo.

Extraño el abrazo cuando me encuentro con amigos y amigas, el beso en la mejilla muy nuestro, y el estrechar la mano de la gente en el cruce casual; comer con la familia y los conocidos que quiero y quieren, o incluso tomar un café con alguien aún desconocido. Extraño aquellos abrazos pasados, que hoy son futuras emociones demoradas. Con todos, me extraña y valoro los dos metros insólitos, o un poco menos, que sostienen el abrazo en esta época rara. Y la vez que los veo, excéntricos, afuera y separados, siempre estamos tomando distancia escolar de un brazo, con el compañero de la fila que estaba en aquel delante tan lejano.

A medida que navegamos y nos orientamos por el desierto viral, el contacto físico es destemplado por este virus que tan humanamente, se ubicó en el horizonte como un precursor de la enfermedad y la muerte. Ya no es solo una amenaza para nosotros, sino también una posible sentencia de separación abstracta y real para los seres queridos, estén donde estén, piensen como piensen. Con la proximidad de la vacuna y vacunaciones, lentamente, tal vez, nuestras mentes se curen.

La esperanza flota como muleta de ilusión y bastón de autoayuda. Ya no es aquella esperanza como experiencia corporal de las virtudes teologales, pero si, genera expectativa, deseo, tensión de recuperar la “normalidad” para lograr algo bueno y la ilusión que suceda lo deseado. La esperanza es la utopía.

Sor Juana Inés de la Cruz pareciera inclinarse por una esperanza unida al conocimiento, que tiene como efecto un desengaño útil para poder adaptarse, y transformar la realidad dolorosa con trabajo, y alejado de las ilusiones discursivas sin gestión.

El microrrelato El Dinosaurio de Monterroso se considera el relato más breve de la literatura universal y genera interpretaciones tan múltiples como el universo mismo.

Donde, ese “todavía” de la segunda oración del relato, aporta una enorme carga amenazante del animal/ virus/hombre a toda la escena. Como si el personaje, aunque le cueste creerlo, no hubiese podido con la esperanza de deshacerse del peligro con la magia de cerrar los ojos. Por insólito que sea casi todo aquí y allí, “no es magia “el instrumento para resolver las complicaciones sociales.

En cada dosis de vacuna que llega en aviones a Ezeiza, el tiempo y el espacio global se condensan al máximo. Estos, son otros vuelos, de aquellos otros vuelos nocturnos de la muerte en el 76.Y, hoy, mientras algunos hacen oposicionismo, y se esconden en memes de Twitter para “cambiar” su micro realidad individualista con agresiones y mentiras, los vuelos de Aerolíneas Argentinas a China, Méjico, Rusia, India, van y vuelven, llegando con vacunas para todos, creando, concretando, una acción benéfica reparadora para los argentinos.

Con el virus y su forma pandémica, también el mundo está aquí, y su transformación requiere la colaboración activa entre todos, para reducir el sentido amenazante de los fanáticos poderosos que con ideales abstractos se niegan abrir los ojos.

“No es saber,
 saber hacer discursos sutiles, vanos;
 que el saber consiste sólo
 en elegir lo más sano.” Sor Juana Inés de la Cruz.

Por Ricardo Arias – Agrupación Sudeste – Otoño 2021