No olvidamos que estamos aquí porque las mujeres a pesar de la opresión, siempre hicimos sonar las cadenas, porque a lo largo de la historia no nos callamos, nos revelamos y hoy ese grito se hace mas fuerte y más ensordecedor.
El 8 de marzo, día internacional de las mujeres TRABAJADORAS se conmemora un suceso transcendental que marcó la historia del trabajo y la lucha sindical en el mundo entero: 129 mujeres asesinadas en un incendio en la fábrica Cotton, de Nueva York, Estados Unidos, luego de que se declararan en huelga con permanencia en su lugar de trabajo. El motivo se debía a la búsqueda de una reducción de jornada laboral a 10 horas, un salario igual al que percibían los hombres que hacían las mismas actividades y las malas condiciones de trabajo que padecían. El dueño de la fábrica ordenó cerrar las puertas del edificio para que las mujeres desistieran y abandonaran el lugar. Sin embargo, el resultado fue la muerte de las obreras que se encontraban en el interior de la fábrica.
Hoy queremos develar algo de lo que esconde ese hecho y se replica día a día, El 8M nace por reclamos sindicales y la visibilización de las desigualdades de género. Pero queremos detenernos en ¿Cuál fue su precio? El precio fue el castigo a sublevarse, y como esto de alguna manera se sigue replicando de distintas formas y también desde la violencia hacia las mujeres que osan a romper y desnaturalizar el rol que nos han impuesto, el castigo y la culpa por si queremos ser madres, por si no queremos, el castigo y la culpa por el placer, el castigo y la culpa que quieren instalar cuando hay una mujer, niña, adolescente muerta por un femicida. Es necesario poner en jaque al entramado cultural que nos enreda en este esquema, para que de una vez por todas las Mujeres y Diversidades podamos ser Libres.
La llama se enciende de abajo hacia arriba, somos fueguitas que vamos encendiéndolo todo. Urge que nos repensemos desde el feminismo que nos pone en jaque, porque además de visibilizar que siempre estamos cuestionadas, también cuestiona los privilegios que aún se sienten en las formas de relacionarnos en nuestros espacios, dónde algunes concentran el poder sistemáticamente y ejercen esa fuerza hacia les otres.
Ahí se encuentra el desafío, tomar al feminismo como forma transversal, no solo en el movimiento de mujeres, que se amplía, que recoge la lucha de todos los sectores y por eso cada vez es más grande.
Nos invitamos a todes, todas y todos a repensarnos como construimos los lazos de comunidad y como de una vez y para siempre pateamos al patriarcado con sus lógicas de poder concentrado. Mas participación democrática, más discusión en nuestros espacios, ¡más preguntas y menos directivas!
Por Natalia Reynoso – Militante Peronista – Subsecretaria de DDHH-Juventud de Tigre
