¡¡¡Una pasión estúpida!!!

Durante los primeros meses de la pandemia de Covid-19, los residentes en Argentina, a través de los medios de comunicación recibieron información contradictoria. ¡No uses máscaras, úsala siempre! ¡Quédate en la casa, salí! ¡Si! ¡No te lo hagas, hazlo! Confundidos, asustados y desesperados por sobrevivir, unos cuantos recurrieron a uno de los pasatiempos favoritos para organizar, desorganizar, la realidad: la grieta.

Trolls y personas enojadas hostigaron en las redes sociales a multitudes anónimas. Para culpar de la propagación del virus, algunos políticos, promovieron rápidamente la etiquetación de “ellos” a unos “nosotros” y a algunos “ellos” los denominaron “nosotros”; el mensaje fue claro: amigo vs enemigo. Y, mientras tanto la epidemia pandemia avanzaba; sino obedecías las consignas partidarias en constante cambio, estabas en el otro bando y era posible que tus vecinos te castigarán. Y así tuvimos, tenemos, una pandemia en clave de grieta: no es diferente en el mundo occidental: Republicanos vs demócratas, liberales vs sociales demócratas, anti vs anti.

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Y, sin embargo, a pesar de todas las amenazas y los castigos los vecinos van haciendo su propio recorrido, un trayecto de aprendizaje donde los fanáticos anti cuarentena se van reduciendo, mientras van reconociendo que lo son porque tienen una burbuja de confort y seguridad de privilegio naturalizada:  casas amplias, autos como medio de transporte, sanatorios   prepagos, etc. Hasta que van dándose cuenta que la insolidaridad no alcanza para cuidar y cuidarse.

 Simultáneamente, unos grupos políticos organizaron manifestaciones contra los mandatos de distanciamiento social. Otros cumplieron. Con el mejoramiento de la recolección mundial de datos sobre el virus, el rastreo, las pruebas de contagio, la adecuación del sistema sanitario, etc. se fue consolidando, flexibilizando, la activación altamente efectiva de una conducción política plural científica y central. Entonces, a pesar del negacionismo y su práctica anti cuarentena, la pandemia disminuye sus efectos letales – sin evitar la tragedia-.

Hubo otras epidemias, por ejemplo, el VIH, y es muy posible que haya otras.

 La pregunta que surge es cómo hacer frente a esta y futuras pandemias, manteniendo una sociedad democrática inclusiva que proteja al conjunto de ciudadanos y ciudadanas. También para esto es necesario tener memoria y no olvido.

 Recordemos que, ante la epidemia del VIH, los primeros esfuerzos para detener el VIH en el mundo fueron dispersos. Pero lentamente se fue concretando una estrategia de acciones con mensajes sobre el virus, y provenían de una fuente científica resolviendo prejuicios racistas o económicos: “es cosas de negros y putos” “es en sectores marginales” y otros ejemplos discriminatorios de esos años. Desde entonces, es necesario un vigente Estado democrático para enfrentar las cuestiones sanitarias y los prejuicios, la discriminación racista y el negacionismo. O sea, una buena política que reúna líneas de comprensión y pragmatismo entre la población afectada para enfrentar el virus y a esos promotores de “grietas”. Esa base, es con el desarrollo de espacios de ciencia y técnica potentes, con profesionales permanentes y líneas de investigación sin intención de lucro.

 En definitiva, lo que se necesita durante la pandemia de Covid-19 es un conjunto de pautas de socialización más segura que brinden opciones prácticas para los momentos de encuentro social. La ficción individualista meritocrática, o la acción del corrupto, son obstáculos, que atentan contra la necesidad humana de socializar. Hay que continuar trabajando reunidos, para asegurar que todos tengan la protección social, económica y sanitaria que se necesita, y se comprenda cómo y cuándo usarla.  Para esto sirve la Memoria, asociada a la Verdad y la Justicia. Para construir salud en Paz y Democracia, ver con el cristal de la grieta es otra “enfermedad”, y como dice Pepe Múgica: una pasión estúpida.

Por Ricardo Arias – Carlos Muggeri – Agrupación Sudeste – Primavera 2020