La fuerza de voluntad de esa generación que se sobrepuso a todo tipo de abusos por parte de gobiernos de facto tiene una particular culminación en esa fecha singular en la cual el “luche y vuelve” tomó forma real.
Tanto la resistencia en plena proscripción del peronismo y exilio de Juan Domingo Perón, como los años más convulsionado de los setenta, apelan a la voluntad de un espacio político que no permitió que le quiten a su líder ni sus banderas, independientemente de las dictaduras y la persecución.
La justicia social es un deber inclaudicable para cada uno de los militantes cuya búsqueda es la generación de condiciones para un desarrollo justo, virtuoso y ascendente de la comunidad, sin descuidar la armonización de la rentabilidad privada en conjunto con la igualdad de oportunidades en cada rincón del país.
Actualmente podemos decir que la inmensa mayoría del movimiento nacional justicialista se encuentra unido en el Frente de Todos. Y eso es un logro enorme que nos permite gozar de una fortaleza necesaria para hacer lo que hay que hacer a la hora de reordenar las condiciones económicas y sociales de nuestra
Patria.
La necesidad histórica del peronismo, entre otras, es alcanzar la fuerza que brinda la unidad del campo nacional y popular. Unidad de concepción, programática, más allá de cualquiera discusión interna.
Si llevamos siempre presentes a aquellos compañeros que dejaron la vida, y les rendimos homenaje con nuestras decisiones y acciones, difícilmente nos equivoquemos demasiado.
Por Lucas Gianella – Concejal Tigre – Kolina
