Site icon NorteOnline

8M y 40 años de Democracia: El poder machista quiere proscribirnos

Por Lis Diaz*

¿Por qué el feminismo sigue teniendo posibilidades de ser transformador? Creo, que el motivo principal es que el feminismo no tiene, ni quiere compromisos con la política machista. Porque su primera acción constitutiva, justamente, es terminar con el pacto de caballeros. Esto explica dos cuestiones, por un lado, por qué las gestiones que realizan las pocas mujeres y diversidades que llegan a cargos públicos son tan significativas y remarcables, y por otro, por qué somos tan perseguidas y agredidas cuando hacemos política.

A partir del intento de proscripción de la vicepresidenta Cristina Fernandez de Kirchner, se abrió un debate acerca de cómo pueden ser operados los diferentes resortes del poder, para construir una proscripción de nuestros tiempos. Son muchas las voces que se pronunciaron al respecto, aludiendo a que dicha proscripción no cumple con las características básicas con las que hemos conocido a este fenómeno en otros contextos históricos. No se están quemando libros, no nos castigan por tener una foto de Peron en nuestras casa, podemos votar. Es que la nueva proscripción no es con militares en las calles, sino con mecanismos mucho más sofisticados, aunque no por eso dejen de ser burdos. En resumidas cuentas, el objetivo del conjunto de tácticas ejecutadas por el poder judicial, los medios de comunicación y los poderes económicos, es evitar que Cristina se presente a elecciones. Y por supuesto, debilitar lo que ella representa.

La situación de Cristina, salvando las diferencias, no es muy distinta a la que vivimos las mujeres y diversidades cuando intentamos hacer política. La propuesta para nosotras es ser parte, siempre y cuando decoremos una foto, siempre que sirvamos como moneda de cambio en algún lugar o representemos los intereses de un varón. Pero si no suscribimos a la agenda del poder machista, somos foco de ataques y persecuciones, que buscan como mínimo desalentar nuestra participación o excluirnos finalmente de toda participación política real. Nos atacan sin límite, individual y colectivamente. Hacer política para nosotras implica defendernos de acosos, de abusos, de violencias verbales, psicológicas y físicas. Somos señaladas, acusadas, demonizadas, se trata de instalar que somos la causa de todos los males. Sin decirlo expresamente, se trata de construir al feminismo como “el enemigo público”. Y eso, es la proscripción política que atravesamos las mujeres y diversidades que buscamos construir una política que ponga en jaque el sistema patriarcal en todas sus formas.

Llega un nuevo 8M y lamentablemente nuestras reivindicaciones siguen siendo muchas y poco novedosas. Marchamos para decir que las vidas travestis trans importan, para terminar con los femicidios, para reclamar salarios dignos, para tener una participación política igualitaria, para que nos dejen abusar, para que el trabajo que realizamos en nuestras casas sea reconocido, para poder habitar el espacio público sin que nos acosen, para que la justicia sea reformada con perspectiva de género, para que las infancias crezcan sin violencias, para que los poderes económicos no sigan destruyendo este mundo y nuestras vidas. A 40 años de una democracia ininterrumpida en la Argentina, todavía nos falta mucho. No queremos solo la libertad de movilizarnos, queremos las garantías para tener una vida digna, para tener una participación real, para solucionar estos problemas.

Son muchos los frentes, son muchas las maneras en las que nos atacan y con las que intentan desaparecernos de la escena pública. Quieren que nos conformemos con resistir. Pero si algo aprendimos, gracias al movimiento transfeminista, es que de nada nos sirve ser moderadas. No queremos compromisos con el poder machista, no nos subordinamos al pacto de caballeros, no nos interesan sus propuestas, no marchamos simplemente para visibilizar, no vamos a participar en política sometiendonos a un infierno personal, no vamos a ser sus víctimas. Vamos a atacar, entre todas y cada una desde su lugar, hasta que nuestras reivindicaciones sean realidad.

*Lis Diaz – Concejala 3 de Febrero

Exit mobile version