En este 8M, marcado por un tiempo de introspección, de miradas internas pero también de miradas a nuestro alrededor; me descubre viéndolas a ellas: mis compañeras.
Mujeres organizadas, unidas y en las calles. Transitando en estos momentos tan difíciles y sensibles, caminos propios y colectivos.
Ellas que dan lo que son, que ofrecen parte de su historia.
Esa misma historia que las encuentra, que las atraviesa y las interpela. Que las mueve, las conecta, las entrelaza; las atraviesa…
Agrupadas en un feminismo que tiene como base la libertad de ser y el respeto mutuo. Un movimiento que viene irrumpiendo en la política, con acciones, pensamientos y sueños. Desafiando espacios conservadores y centrados de poder.
Un colectivo que alza la bandera y la propuesta de:” ellas por mí, yo por ellas”.
Un feminismo heredado históricamente desde las brujas de la inquisición hasta los grupos de compañeras trabajadoras: anarquistas, socialistas, comunistas y peronistas .Mujeres que se agruparon en organizaciones populares, velando por los derechos humanos enfrentando las dictaduras.
Compañeras que comenzaron y dieron las luchas democráticas. Plantando las bases para convertirla en bandera, en escudo y lema.
Un feminismo de la mano de Evita, de Cristina y de las cientos de mujeres que nos representan.
Un movimiento: el nuestro. Puesto en valor cada día por ellas, mis compañeras.
Que son mujeres refugio.
Son puentes.
Son escucha.
Son acción.
Son diversas.
Porque de nada valdría un movimiento femenino en un mundo sin justicia social, como bien nos lo mostro Evita.
Por eso, creo y considero que este 8 de marzo, que nos atraviesa y nos moviliza, debemos dejar de lado los grandes discursos y la omisión, asumiendo el compromiso de nombrarlas. Porque son las que simbolizan lo que esta, lo que se viene y lo que perdurara: a ellas, las nuestras.
Por Lorena Vogel – Militante del Frente de Mujeres PQH – Coordinadora General del HCD Escobar