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8M hijos sanos del patriarcado

Hace muchísimos años que el movimiento feminista pone en primera plana la lucha organizada. Pero ¿de dónde viene la lucha?

De la furia, del enojo, del cansancio, de la decepción, de lo irreparable, de lo que nos sacan y lo que nos prohíben, de lo que nos arrancan.

Hoy es 8 de marzo y en ese preciso momento en el que nos cuestionan para qué vamos a marchar, cuando nos dicen “feminazis” y unos cuantos más conceptos horribles y estigmatizantes, cuando nos siguen violentando, nos vuelve a convocar el dolor. Ese dolor que nos convoca a raíz del machismo, una vez más. Sí, una vez más.

Pleno centro de Palermo, uno de los barrios más habitados y concurridos de Buenos Aires, mientras algunxs decidieron salir a festejar por carnaval, juntarse con la familia o salir con amigxs, seis hombres de entre 20 y 24 años se encargan de cagarle la vida a una mujer de 20. No, ni que la pollera era corta, ni que los provocó ni ninguna otra suposición machista. La violaron en grupo dentro de un auto y con la complicidad colectiva asquerosa y repudiable de “pasársela” como si fuera un mate, como si fuera menos, mientras otros hacían de “campana”.

No, ni nos pidan que nos midamos, ni nos pidan que no reaccionemos como lo estamos haciendo. Estamos hartxs de que esta realidad nos siga arrebatando la libertad por un sistema patriarcal que nos arranca los derechos fundamentales. Así que, piensen en esto, hombres, en cuestionarse, en no decirnos “feliz día”. Hablen con sus amigxs, con sus familiares, con conocidxs, párenles el carro cada vez y ante cualquier intento de desmerecer y desestima diverso tipo de violencia de género.

El 28 de febrero abusaron a una chica en un auto, Serrano al 1300 adentro de un Volkswagen Gol Blanco: Ángel Ramos, Tomás Domínguez, Lautaro Pasotti, Ignacio Rotondo, Alexis Cuzzoni y Franco Lican. Por horas. No, no se pregunten si leyeron bien. Son seis nombres, seis hombres, seis hijos sanos del patriarcado. Seis.

Sí, necesitamos una reforma judicial feminista porque la impunidad nunca tiene ni debe ser la respuesta y porque necesitamos perspectiva de género en los fallos. Las feministas venimos a dar voz y eco a la necesidad de construir sociedades libres de violencias.

Hartas, realmente hartas. Hoy, como todos los 8 de marzo, recordamos las experiencias y la militancia de mujeres, lesbianas, travestis y trans, con todo lo que esto significa. Queremos, realmente, tener la autonomía para dejar de correr peligro cada día de nuestras vidas.

Confío en nuestra lucha, plenamente. En lo que representa como movimiento porque siempre estamos ahí, tejiendo redes feministas, encontrándonos en las calles, gritando por todxs.

Como dijo Virginia Woolf, gran referenta: “No hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente”.

No fingimos ni exageramos. La oscura realidad sale a la luz cuando unx de nosotrxs es víctima de cualquier tipo de violencias. Siempre nos van a ver, haciendo revolución, armándonos para dar debates, buscando conquistar derechos porque nuestra unión nos abraza y nos recuerda que no estamos solxs.

Por Jimena Bondaruk – Responsable de Género y Diversidad en Trenes Argentinos

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