El 8 de marzo de 1908 se cometió el crimen contra las 129 trabajadoras que estaban cumpliendo su jornada laboral en una fábrica textil de Nueva York. Esta fecha dolorosa se convirtió en un día de conmemoración donde recordamos las luchas y sacrificios de las mujeres por una sociedad más equitativa y justa para todas y también es una fecha de celebración donde se valora a la mujer.
Han pasado 114 años y aunque poco se logró, el proceso de aprendizaje de la sociedad sigue avanzando. La ONU reconoció el principio de igualdad de género en 1945, pero la igualdad real en el mundo sigue pendiente, en algunos lugares más que en otros.
Las mujeres podemos y nos merecemos ser independientes, valoradas con la misma vara, respetadas, tenidas en cuenta, con igualdad de derechos, compartir obligaciones en determinadas etapas de la vida, y, que no importe preguntar si…. ¿Es mujer?, cual es el sentido real de esta pregunta? ¿Es objetiva?
Las crisis traen cambios, nuevas ideas, formas distintas de pensar, y la pandemia por el COVID-19 trajo consigo cambios estructurales, económicos y sociales donde la mujer demostró su resiliencia. Los cambios de paradigmas fueron bruscos, y había que adaptarse. La que emprendía empezó a darle fuerza a su emprendimiento, y la que no sabía que hacer, empezó a emprender. El paradigma de tener que ir a un lugar específico a trabajar se derrumbó y nos permitió utilizar nuestro tiempo de forma distinta, muchas nos reinventamos, otras se arriesgaron a hacer lo que les apasiona para lograr un cambio productivo.
La incertidumbre forma parte de la vida de una mujer, como algo casi normal. Afrontamos con empatía y de forma emocional todo lo que nos va pasando. Por eso la pandemia no nos derrumbó, al contrario, pusimos la energía en llevar adelante este cambio para nosotras y para nuestras familias. Muchas variables fueron influyentes: la tecnología, el trabajo desde nuestro hogar, las pasiones que tenemos, para que pudiéramos generar proyectos increíbles; La elasticidad de horarios nos dio margen para seguir aprendiendo, capacitándonos, digitalizar nuestros emprendimientos y poder estar dentro del entorno familiar. Esto se da, porque nos guía la pasión en todo lo que hacemos, y sabemos que podemos tomar decisiones y hacernos cargo.
En estos días se suma una nueva incertidumbre, una guerra que no tiene sentido, y muchas mujeres están teniendo un papel relevante y se les está dando la importancia y el reconocimiento que merecen.
Este nuevo 8 de marzo, un aplauso para las mujeres que lucharon, luchan y lucharan por sus familias, generando producción a través de los emprendimientos, y de esa forma cada vez más EMPODERARSE.
Por Marcela Cesare – Concejal Bloque – Juntos por el Cambio Tigre