25 de Mayo en Tigre: Compromiso político y social hacia un futuro inclusivo

Por Julio Zamora*

El 25 de mayo conmemoramos el primer paso del movimiento independentista que, luego de la invasión francesa a España en 1807, terminaría en una guerra revolucionaria que tendría por teatro de operaciones a todo el sub continente sudamericano y finalizaría con cuatro siglos de dominio colonial.

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La Revolución de Mayo, como la llamamos, significa la primera reacción de la capital del virreinato del Río de la Plata ante el vacío de poder creado por la caída del imperio español ante el avance indetenible de Napoleón Bonaparte.

Obligados a generar un gobierno propio que no significara la pertenencia a una metrópolis ahora en manos enemigas y, destituido el virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros, el cabildo de Buenos Aires formó una Junta de gobierno (la primera) que mantuviera funcionando el comercio y la seguridad pública en la aldea y su zona de influencia. La revolución fue, en la práctica, una separación administrativa de España pero, a la vez, una declaración de lealtad a su rey depuesto. Los actos de esos días fueron presididos siempre por los colores de la casa de Borbón y ello significaba que el virreinato seguía siendo propiedad personal del monarca, aunque se hubiera separado del imperio.

Sin embargo, como ocurre casi siempre, los eventos generados en 1810 crearon su propia dinámica y pronto, con la presencia de generales como José de San Martín, Simón Bolívar y muchos otros, la idea independentista que apenas si estuvo esbozada en aquel mayo desapacible en Buenos Aires, se transformó en una guerra larga y cruenta que llevaría a la liberación, en diferentes momentos, de toda la antigua América española y a su destino independiente.

Entonces, celebramos el coraje de ese primer esbozo de rebeldía ante la opresión colonial, la voluntad de ser una nación, la terquedad de ser dueños de nuestro propio destino como país, como región. Nunca más como parte de un imperio, sino más bien como artífices de nuestro propio futuro.

Esa es nuestra deuda de gratitud con aquellos primeros hombres y mujeres que decidieron lo que en aquel momento, seguramente parecía imposible: ser independientes, ser una nación, con identidad propia, con justificado orgullo. Como dice nuestro himno nacional, “se alza a la faz de la tierra una nueva y gloriosa nación”. Ese era y es el sueño eterno de nuestra vida como país. Con sus idas y vueltas, con sus avances y sus retrocesos, siempre ese sueño está ahí. Está en nuestros corazones, en nuestro espíritu de argentinos. No podemos eludirlo.

Vivimos un presente difícil, con serias restricciones y decisiones que perjudican a los más, a la vez que benefician a los menos. Nuestras comunidades sufren porque sufren sus integrantes: hombres, mujeres y niños que se encuentran atrapados en un momento de necesidad y carencias como tal vez nunca habían vivido antes. Y quienes tenemos la responsabilidad de la gestión del Estado, en esta caso, municipal, debemos multiplicar los esfuerzos y aguzar la imaginación para no dejar a nadie atrás, para intentar cuidar a todos.

Desde mi rol como intendente de Tigre, considero un imperativo moral -además de una obligación ideológica y política- cuidar de mi comunidad, trabajar para que nadie quede afuera, diseñar políticas de inclusión, de asistencia y de ayuda para todos y todas. Pienso que ese es el deber que tiene hoy la política: generar respuestas concretas ante la carencia y el desamparo. Pero también ampliar la participación, asegurar la carnadura de la democracia real, dentro y fuera de los partidos políticos. Incluir, abarcar a todos.

En esta fecha tan amada por todos los argentinos, hacemos votos porque los que gobiernan puedan encontrar la manera humana de ordenar lo que consideran desordenado. Que el ejemplo patriótico de aquellos próceres, hombres y mujeres que dieron sus vidas para que seamos una nación independiente y gloriosa, inspire a todos para que se entienda que nadie se salva solo, que somos una comunidad de personas y no solamente números en una planilla. Que elegimos la democracia como sistema de vida, de valores y de práctica política. Que hay urgencias y que deben ser atendidas.

Desde nuestro lugar en Tigre, lo recordamos cada día. Y trabajamos sin descanso por lograrlo.

Ojalá todos, cada uno en su lugar, hagan lo mismo.

*Julio Zamora – Intendente de Tigre