25 de mayo de 2020 (en cuarentena)

Si hay algo para destacar de este día, es que mas allá de ser un nuevo aniversario de la primer revolución patria de nuestra nación, nos toma en una circunstancia totalmente atípica, por lo que, seguramente será tan inolvidable como aquel otro de 1810.

Tal vez, para algunos como quien escribe, este sea un momento de reflexión.

brickel

Es un 25 de mayo sin opciones de ser devorado por la concepción vacacional con que habitualmente estamos acostumbramos a encarar fechas vinculadas a nuestra gesta como país. No lo traga un feriado que da la oportunidad de una “escapada”.

Quizás esto nos permita un rescate histórico de los eventos de aquellos años, de las razones que empujaron a los hombres de mayo a patear el tablero de la sumisión al imperialismo de los conquistadores. De comprender, a ciencia cierta, el significado de aquel grito de libertad que inundó la plaza.

Tenemos tiempo, aun aquellos que a caballo del hartazgo y la necesidad, proponen quebrar el aislamiento sanitario, de echar una mirada a ese pasado a partir del cual germinó lo que hoy somos, con el arrastre de fracasos y frustraciones que la historia de nuestros actos se ha encargado de tejer.

Cuando hago una mirada hacia aquellos idealismos y los exporto a nuestro presente no puedo impedir que la tristeza se apodere de mis emociones. ¿Que fue de esas intensiones? ¿Que quebró los pronósticos de bonanza? ¿Que le ocurrió al proyecto de “patria grande”?

De algún modo, luego de liberarnos no hemos sabido salir de la espiral de egoísmos, mezquindades y personalismos que abrió la peor de las batallas: esa en la que cada uno se siente propietario de soluciones parciales que inevitable y cíclicamente van dejando en el camino a los externos a la parcialidad de turno. La arrogancia ha sido uno de los mayores pecados de la argentinidad.

La pandemia nos empuja adentro, nos achica el horizonte al mínimo. Si hubiera que rescatar algo positivo del momento que transitamos me inclino a pensar en la posibilidad de que las nubes que han ido empañando la mirada de nuestros políticos (muchos de ellos con pretensiones de prócer contemporáneo) se despejen con este aire que hoy corre por nuestros cielos despojado de una porción importante de la contaminación del siglo XXI. Algo debería quedar que sea suficiente para comenzar el rescate de décadas de ostracismo, que permita a quienes dieron la vida por sus ideales, esbozar una sonrisa optimista desde el mas allá de sus tumbas y monumentos.

Nunca vamos a olvidar este 25 de mayo de 2020, 210 años después de aquel otro. La gesta de aquel mayo esta aun pendiente. Nuestra nación espera cumplir sus sueños, y para eso es necesario repensar la idea del bien común, de la nacionalidad y de la pertenencia. No existe un lugar en el suelo argentino donde algún compatriota este satisfecho u orgulloso, sincera y profundamente, de aquello en lo que nos hemos convertido. Las deudas aun están impagas. Debemos aprovechar los tiempos de la cuarentena para quitar los ojos de nuestros ombligos y ponerlos en aquellos que caminan junto a nosotros. Oh juremos sin gloria morir…

Por Jeremias Wolf