Un nuevo 24 de marzo y el dolor aun, nos conmueve las entrañas y, a veces , las palabras tiemblan en nuestras gargantas. Miles de familias argentinas nos congregamos en esta fecha para hacer memoria de vidas que fueron tras un sueño de un mundo más justo y libre, pero también es un día de tristeza, al recordar a quienes fueron arrebatados de nuestro lado por la más cruel dictadura cívico-militar-eclesiastica de nuestra historia. Es una fecha que en el almanaque emocional nos congrega como pueblo, como extensa familia, que al unísono añora a esa hermana, hermano, amigo, amiga , padre, madre, hijo, hija, compañero/a del colegio, compañero/a del trabajo, compañero/a de banco, del equipo de futbol, a ese vecino/a. Nos invita a pensar en quienes ya no están, a compartir el dolor de las madres que vieron como se llevaban a sus hijos, impotentes, ante los fusiles del aparato del poder estatal. Nos lleva a imaginar los últimos momentos de quienes fueron secuestrados y desaparecidos, sus miedos, sus sufrimientos, su soledad, su agonía. Es una fecha que nos estremece, nos llena de un dolor que es difícil poner en palabras. Pero también el 24 de marzo es el día que decimos presente, con dignidad, y se nos va la garganta en eso, es fecha de testimonio, donde narramos sus historias, sus alegrías, sus amores, sus convicciones, sus derrotas y picardías. Es el día que recuperamos la profundidad de sus luchas y la fuerte voluntad que le imprimieron a sus vidas; nos hacemos más conscientes del papel que juega cada uno en la construcción de la historia personal, local y nacional.
Le contaba a mis hijas e hijo sobre mi tía Tere, su tía abuela, Tere , tratando de transmitir fielmente lo que me contaron de ella, sus compañeros de militancia, sus hermanos, sus amigas, compañeras del colegio. Ese ejercicio de memoria pasa de generación en generación como raíces que crecen imperceptibles pero que penetran en cada rincón de cada uno de nosotros. Ese ejercicio que quiero agradecer a quienes pudieron dar testimonio en cada reunión, en cada encuentro, en cada convocatoria en cada búsqueda de un nieto, en cada juicio de lesa humanidad. Ese testimonio que convirtió el dolor en acción, para que el fuego que encendió el sueño de nuestros desaparecidos no se apague. Esa memoria viva que nuestro pueblo mantiene a pesar de los negacionistas y de los que quieren seguir ocultando la historia, nuestra historia.
Le contaba a esa nueva generación por qué hay algo de esa historia que nos toca, aun pasados 45 años, y de repente me encontré leyendo una nota que dejo en el año 1973, mi tía Tere con 18 años.
“Caminos hay muchos y somos libres de elegir, el recorrido de uno solo es el que nos hace feliz el de la lucha y compromiso junto al pueblo y en realidad somos libres sólo cuando elegimos ese camino, porque es cuando hacemos juntos con todos el camino hacia la liberación ¡¡ Que llegará!!”
Hoy a 45 años y, atravesando una pandemia mundial, las palabras de Tere resuenan con gran fuerza y siguen llenando de sentido nuestras luchas. Esa voluntad que recordamos, es la de quienes comprendieron que sus sueños eran colectivos, que sus metas eran las de todos, que la felicidad no es algo que se consume y se compra sino algo que se comparte y se construye con otros para hacer realidad el bien común. Esa claridad política que pone en acción el compromiso y la fe que un mundo mejor es posible. Hoy en este contexto te recuerdo Tere ya no solo como mi tía, sino como el testimonio de una generación que se propuso todo para todos y que nos deja como legado y aprendizaje que el mejor de los mundos es donde hay lugar para todos y todas.
Esa libertad de la que habla es la que me conmueve y nos llena de fuerzas para las acciones que exigen nuestro tiempo de entrega, de solidaridad y acompañando el desarrollo de nuestro pueblo. Este 24 de marzo volvemos a decir presente y a repetir con toda nuestra voz . NUNCA MÁS.
Por Nacho Álvarez. – Articulador del Centro de Referencia de Desarrollo Social de Nación en San Fernando – Referente de la mesa de DDHH Kolina Bs As. – Militante del Ateneo Néstor Kirchner San Fernando