2020. SOS. Egresados

Ya todos sabemos que este año quedará en nuestras memorias como aquel en el que los sueños, proyectos e ilusiones quedaron en espera. Este es el caso de los niños y adolescentes que egresan de sus escuelas.

No es solo terminar un año escolar, es terminar un ciclo, despedirse de amigos, docentes, edificios, al que tal vez no volverán.

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Todo será distinto en este contexto, el viaje de egresados, del que ya muchos desistieron por temor, la fiesta de despedida, las tan anhelas remeras de egresados, que se lucen con tanto orgullo.

Distanciamiento social, grupos reducidos, protocolos sanitarios, restricción de horarios. ¡Tanto a lo que acostumbrarse!. Aquellos rituales tan deseados, imaginados, y tan necesarios para el proceso psíquico de nuevas etapas, ya no serán como se esperaba.

Egresar, terminar un ciclo, siempre ha implicado elaborar pérdidas, de la niñez, por ejemplo, si hablamos de la primaria. Pensar en el secundario, un universo de preguntas e inquietudes, que sólo tendrán respuesta cuando comiencen a vivenciarlo. Los más peques que comienzan un mundo nuevo, como es primer grado, donde todo es distinto.  Y si de adolescentes se trata, se encuentran en el camino de decidir parte de su futuro. Estudiar o trabajar, ambos tal vez. La inquietud de nuevas responsabilidades, etc. Crecer es prometedor, pero también es un desafío, que para algunos atemoriza.

Aparecen los típicos miedos al cambio; cómo será, la incertidumbre habitual se ve acrecentada desde que se declara la pandemia, donde la vida de todos cambió en un suspiro. Y ya nada es lo que era.

Tanto los padres como los hijos buscan certezas, donde no las hay. Hoy a diferencia de un mes atrás sabemos que existe la posibilidad de realizar el viaje de egresados, de despedirse en reuniones” burbuja”, etc. Todo pensado en relación a la situación que vivimos, donde la única realidad es que la tan espera vacuna que nos inmunice, aún está en fase de prueba. Avance importante sin dudas, pero sin solución inmediata.

Este es un año de desafíos, donde la creatividad se ha puesto en marcha, y entre todos vamos saliendo adelante, encontrando lo positivo a esta catástrofe mundial. Si de algo estoy segura es de que, las crisis sirven para crecer, descubrir y crear fortalezas.

Una mirada optimista como adultos es la que nos toca transmitir a nuestros niños y jóvenes. Tal vez hoy se percibe solo frustración, por lo que no será, pero seguramente van a ser la generación que maduró, aceptó, se hizo responsable, con una urgencia inédita que el contexto demandó.

Tal vez no se cumplirán los sueños ideales, pero si se cumplirán los posibles.

Por Lic. Debora Gonzalez –  MP: 93209