Por Federico Lucarelli*
El 1º de mayo se instituyó como Día Internacional del Trabajador en conmemoración de la sangrienta represión que sufrieron los obreros de la fábrica McCormick, durante varios días de abril y mayo de 1886, en la ciudad de Chicago.
En Argentina la fecha fue celebrada por primera vez en 1890. Tal fue el origen de la conmemoración, que cada año da a los trabajadores una oportunidad para afirmar sus derechos y su mutua solidaridad.
Hoy, en este día de la clase trabajadora, honramos a quienes con su esfuerzo, su dedicación y su lucha, construyen la Argentina.
Citando el discurso de 1949 de J. D. Perón: “Esas tres etapas vividas por el pueblo argentino: la reforma, el gobierno y la constitución argentina, nos han dado un estado de justicia y un estado de dignidad y nosotros los transformaremos en un estado de trabajo. Se ha dicho que sin libertad no puede haber justicia social, y yo respondo que sin justicia social no puede haber libertad. Ustedes, compañeros, han vivido la larga etapa de la tan mentada libertad de la oligarquía; y yo les pregunto, compañeros: si había antes libertad o la hay ahora. A los que afirman que hay libertad en los pueblos donde el trabajador está explotado, yo les contesto con las palabras de nuestros trabajadores: una hermosa libertad, la de morirse de hambre.”
El peronismo sigue siendo la voz de los trabajadores, la defensa de sus derechos y la lucha por una sociedad más justa. Recordamos a Perón, quien entendió que el bienestar del pueblo se construye con el trabajo y la unión de todos los argentinos.
Hoy, más que nunca, debemos recordar la importancia de la solidaridad, la unidad y la lucha por un futuro mejor. No podemos permitir que se erosionen los derechos laborales, que se avance hacia la precarización del trabajo o que se ignore la necesidad de un desarrollo inclusivo para todos. Debemos seguir en la lucha por una distribución justa de la riqueza, por el acceso a la salud y la educación pública y gratuita, por la protección social y por la construcción de una patria donde todos tengamos un lugar.
En 1949 se plasmó la Declaración de los Derechos del Trabajador, formulada por el presidente Perón, que sintetizaba 10 derechos básicos: derecho al trabajo, a una justa distribución, a la capacitación, a condiciones dignas de trabajo y de vida, a la salud, al bienestar, a la seguridad social, a la protección de la familia, al mejoramiento económico y a la defensa de los intereses profesionales.
Estos derechos, fueron posteriormente formalizados a través de un decreto del Poder Ejecutivo Nacional en 1947, en la Constitución de la Nación Argentina, sancionada por la Convención Constituyente, el 11 de marzo de 1949.
Invito a los lectores a la reflexión, empatizando con la situación a la que se enfrenta la clase trabajadora en Argentina hoy. Estoy completamente convencido que el trabajo dignifica a las personas y que realmente vale la pena participar en la lucha por los derechos laborales.
* Lucarelli Federico – Delegado de la defensoria del pueblo PBA – Frente Renovador