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17 de octubre: recuperar el sentido del peronismo insumiso

Por Hugo Yasky*

Se puede rememorar el 17 de octubre es un acto de rebeldía de la clase trabajadora que irrumpe en la historia argentina desafiando por primera vez de manera masiva la voluntad de los sectores dominantes que habían resuelto abortar el proceso de construcción de derechos que por entonces encabezaba un jovén Coronel detenido en la Isla Martín García.

Esa multitud desarrapada, pujante y desafiante, contraviniendo los modos de época, empezó una historia que todavía hoy está vigente. Lo raro de estos tiempos es que esa vigencia no sólo es advertida por los sectores populares sino, tal vez con más intensidad para la clase dominante que siguen viendo en el movimiento sindical y en el peronismo una amenaza y un enemigo a derrotar.

Como pasó tantas veces en la historia de nuestro país, lo que debía ser el paro general de la CGT para el 18 de octubre de 1945 terminó siendo la insurrección popular del 17. Ese hecho constituyó un movimiento tectónico  en la corteza política y social de los argentinos que hasta el día de hoy sigue teniendo influencia en la definición del paisaje político nacional.

También se puede rememorar esta fecha como el punto cero que marcó el inicio de la construcción del Estado de Bienestar Social, que fue modelando un país en la que el sector público fue la palanca que permitió avanzar hacia un modelo de un capitalismo moderno, integrador y promotor de derechos sociales. Ese big bang del pueblo con la patitas en la fuente, que perduró en el tiempo, a partir de una construcción política que alteró para siempre las vetustas hegemonías tradicionales de la argentina agroexportadora. El desarrollo de la industria, la promoción de la ciencia y la tecnología, la expansión de la educación pública, la gratuidad del acceso a la universidad, el voto femenino, la creación de un ingeniería legal de derechos sociales de avanzada fueron parte de esa irrupción que se tradujo en la construcción de un país con una estructura social que diferenció a la Argentina del resto de América Latina.

Hoy Milei que se autopercibe topo que viene a destruir el Estado, en realidad lo que quiere es terminar con lo que todavía persiste pese a los períodos de dictaduras y gobiernos de derecha de aquel modelo de sociedad basada en los principios de la comunidad organizada. El Estado que Milei y las corporaciones que forman parte de su gobierno es el disciplinador, represor y garante de esquemas distributivos que consoliden una sociedad estratificada, desigual en la que, como sucede en otras latitudes de nuestro continente, la brecha entre minorías y mayorías pobres se haga irreversible. Este 17 de octubre, bajo el asedio del gobierno libertario, el desafío que se nos plantea a los que levantamos en el siglo XXI las banderas de Néstor y Cristina, como lo hicimos en el siglo pasado con las de Perón y Evita, es recuperar el diálogo con los jóvenes, con los trabajadores y el conjunto de los sectores populares. Esto es imprescindible para encarnar una resistencia popular que debe alumbrar las nuevas razones que le den vigencia al peronismo interpretando las demandas de los más débiles en este nuevo escenario signado por el desencanto y la falta de horizontes. Los tiempos que vivimos, como ocurre en las épocas de crisis, pueden ser tiempos de controversias, tiempos de atreverse a formular propuestas que, para los que se aferran al statu quo, puedan tener la insolencia de las herejías. Hay que animarse a todo porque más de la mitad de nuestro pueblo padece de manera lacerante las consecuencias del experimento llamado libertario: hambre y atropello. Y frente a eso los que nos reconocemos como parte de la historia que nació el 17 de octubre de 1945, hay dos cosas que no nos podemos permitir. Una de ellas, es la resignación de pensar que las cartas están echadas y de ahora en más el peronismo debe amoldarse a ser copartícipe de una democracia degradada por la desigualdad y por la miseria. La otra, es fragmentar al campo popular con divisiones que nos debilitan frente a aquellos que vienen a terminar con este movimiento que todavía desafía de pie al poder dominante

*Hugo Yasky – Diputado Nacional

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