EL 17 DE OCTUBRE DE 1945.
En octubre nacen dos “gemelos”: el peronismo y el antiperonismo. Antes de esa fecha ya se habían enfrentado. Para hablar solo de los últimos tiempos, sin abundar en antecedentes históricos, el Coronel Perón había comenzado a marcar la cancha años antes, promoviendo gran cantidad de iniciativas desde la Secretaria de Trabajo y Previsión. Los sectores del privilegio, a quienes Perón había convocado para advertirles del cambio de los tiempos, prefirieron enfrentarlo. La izquierda, celosa y sectaria, perdió para siempre su oportunidad histórica, enfrentando a los trabajadores argentinos. Todos se encolumnaron detrás del Embajador estadounidense, Spruille Braden. ¡¡¡Se movilizaron, y como!!! La marcha de la Constitución y la Libertad, el 19 de septiembre, con el yanky al frente, fue multitudinaria. Sembraron el odio con la acusación de nazi – fascista. Consiguieron que las Fuerzas Armadas destituyeran a Perón y lo metieran preso.
Los trabajadores reaccionan, y gestan lo que hoy la Ciencia Política denomina “insubordinación fundante.” Era “el sub suelo de la Patria sublevado”, como lo caracterizara magníficamente el gran Raúl Scalabrini Ortiz. El mismo 17 de octubre, el antiperonismo reacciona matando, y asesina al joven Darwin Passaponti. El Coronel, liberado por el que desde entonces seria su Pueblo, expresa su vocación democrática, plasmada en la conocida anécdota que cuenta cuando el Presidente Farrell le pregunta que hacemos?, y él le responde “llame a elecciones”. Primera derrota de los “funebreros del peronismo”, de los que decían que ya no existiría más.
Después viene la campaña electoral. El antiperonismo pensaba: “como no vamos a ganar, si estamos juntos todos los partidos históricos, las fuerzas vivas, los grandes medios, y nos apoyan desde afuera!!!” La Unión Democrática. Perón arma una fuerza de apuro con el Partido Laborista, la Unión Cívica Radical Junta Renovadora, y el Partido Independiente. Y el 24 de febrero de 1946, les gana las elecciones. Segunda derrota de los “funebreros del peronismo”.
LOS 17 DE OCTUBRE DESDE 1946.
La Nueva Argentina dignificaba a los trabajadores, a los humildes, permitía la expansión de la clase media. Y estaba Evita, expresión del amor y la solidaridad. El antiperonismo se refugia en el odio. La expresión más gráfica fue la pintada “viva el cáncer”, que apareció ante la trágica enfermedad DE Eva Perón. Se apoyaban, aunque claramente era sólo una excusa, en errores y excesos que el peronismo, sumido en la etapa dogmática que tienen todos los procesos revolucionarios, seguramente debe haber cometido. Como por ejemplo los que tan bien explicaba el Maestro Jauretche acerca de la relación con la clase media y sus valores. Y los antiperonistas seguían con su costumbre de asesinar. Intentaron un golpe de Estado en 1951, y después bombardearon a la gente indefensa en Plaza de Mayo, el 16 de Junio de 1955.
El peronismo estaba debilitado. Comete errores como, por ejemplo, alejar a muchos de sus mejores cuadros. Mercante, Pistarini, Carrillo. Y aparecen demasiados alcahuetes. También escala el conflicto con la Iglesia, promovido por los Obispos antiperonistas Manuel Tato y Ramón Novoa. Se organiza la gigantesca movilización opositora de Corpus Christi el 11 de junio de 1955. Y los aviones asesinos llevaban el logo Cristo Vence. Perón opta por evitar una guerra civil. Estaba aún fresca en la memoria la tragedia de la Guerra Civil española y su millón de muertos. “Si somos buenos volveremos; si no, mejor que no lo hagamos”. Apuesta al tiempo, no a la sangre. Una enorme manifestación llena la Plaza de Mayo aplaudiendo a Lonardi.
LOS 17 DE OCTUBRE DESDE 1955.
Durante 18 años, con diversas tácticas, el peronismo busca recuperar la Democracia, que sólo es auténtica si permite la participación de todos y todas. El antiperonismo explora todas sus posibilidades: fusilamientos, proscripciones, dictaduras. Pero se produce la tercera derrota de “los funebreros”, y el peronismo vuelve al poder mediante elecciones, en 1973.
Empieza a reconstruir el país, propone al conjunto de la sociedad debatir el Modelo Argentino para el Proyecto Nacional a fin de encontrar acuerdos. Pero no puede procesar la muerte de Perón ni la lucha entre apresurados y retardatarios. Categoría que resulta más explicativa que la de izquierda y derecha. En un contexto muy difícil, por la guerra fría y la intromisión de factores externos.
El antiperonismo cree que llegó nuevamente su hora. A sangre y fuego, asesinando y haciendo desaparecer miles de militantes populares. Con Martínez de Hoz, buscando desindustrializar la Argentina, volver para atrás lo logrado desde la década de 1940. El Peronismo, golpeado y dividido, resiste como puede.
EL 17 DE OCTUBRE DESDE 1983.
Vuelve la Democracia. El peronismo no había terminado de curar sus heridas y, por primera vez, pierde legítimamente en las urnas. Los triunfadores se envalentonaron, imaginan una vez más la muerte del “hecho maldito del país burgués”, y proponen un Tercer Movimiento Histórico. Muchas movilizaciones con banderas rojas y blancas los hacen soñar. Pero hacen muy mal las cosas, sobre todo con la economía.
El peronismo discute, sobre todo desde el Movimiento Obrero. Sale a bancar la Democracia cuando esta peligra en Semana Santa de 1987. Produce un proceso de Renovación interna, que lleva a una gran elección que se dirime entre dos dirigentes renovadores, Carlos Menem y Antonio Cafiero. En 1989, el peronismo vence al antiperonismo, representado por Eduardo Angeloz. Cuarta derrota de “los funebreros
LOS 17 DE OCTUBRE DE LA DECADA DE 1990.
Época de oro del neoliberalismo en el mundo, con la caída del muro de Berlín, Reagan y Thatcher, el Consenso de Washington. El peronismo intenta adaptarse a los vientos, probablemente sobreactuando En todo caso, había que ponerse de novio, no casarse. Surgen divisiones internas. Una fracción autodenominada progresista se va, y termina pactando con el núcleo duro del antiperonismo, llevando como candidato a Fernando De la Rúa. Se separan de la esposa para casarse con la suegra. Los liberales que habían acompañado al gobierno de Menem, mayoritariamente expresados por un cordobés con alta dosis de soberbia y con muchos amigos en el establishment financiero internacional, abandonan el barco y terminan subidos al de la Alianza. Inocultables diferencias conceptuales entre Menem y Duhalde terminaron por sellar una nueva derrota electoral.
LOS 17 DE OCTUBRE EN LOS AÑOS 2000.
El gobierno de De la Rúa y la Alianza fracasó estrepitosamente. El vicepresidente abandonó su cargo, tuvieron que recurrir a Cavallo para ver si podía arreglar la economía, pero todo se agrava y tienen que irse.
El peronismo tiene que hacerse cargo del desastre, por las vías institucionales correspondientes. Quinta derrota de “los funebreros”. Se empieza a ordenar lentamente la Argentina, se supera el “que se vayan todos”, donde la clase media, especialmente, canalizaba su frustración. En 2003, con el peronismo y el radicalismo expresados en distintas listas, Néstor Kirchner es elegido Presidente. El país crece, se recuperan derechos. Se apunta a la Integración Regional, una nueva generación se acerca a la acción política. Se aproximan sectores de la izquierda que durante décadas habían sido militantemente antiperonistas.
Pero vuelven las divisiones y el gemelo, el antiperonismo, aprovecha. Con el establishment y mediático jugando directamente, a través de los mejores cuadros técnicos de que disponía, los CEOS de las grandes empresas, ganan las elecciones de 2015. Cambiemos, aliados a radicales de distintos sellos, dice que ahora la política se hace como lo explica el ecuatoriano Jaime Durán Barba. Pero lo único que saben hacer es endeudar al país, hacer negocios con los amigos, destruir al Estado.
El peronismo se unifica, suma aliados menores, y les gana. Sexta derrota de “los funebreros”. Cuando empieza a gobernar encuentra una deuda enorme, una economía desquiciada, un Estado dinamitado. Enseguida aparece, en el mundo, la pandemia del coronavirus.
17 DE OCTUBRE DE 2020.
La situación no es fácil, y el antiperonismo quiere aprovecharse. Cultores explícitos o implícitos del “cuanto peor, mejor”, parecen disfrutar si hay más contagios o muertes, si la economía manifiesta las lógicas dificultades que resultan de la herencia y la pandemia, si aumentan los hechos de inseguridad. Descubren el placer de las manifestaciones callejeras. Poca cultura histórica, y poca memoria. Como queda expresado en esta breve síntesis: siempre se movilizaron, desde antes del 17 de octubre de 1945, y muchas veces desde entonces. Hoy instrumentan las lógicas comprensibles tensiones de una sociedad golpeada. Y tienen un objetivo que de tan explícito se transforma en burdo: que el peronismo se vuelva a dividir. Para ello utilizan todo su arsenal mediático, los prejuicios que se arrastran a lo largo de la historia, y golpean a todos y cada uno de los dirigentes oficialistas.
Del lado del peronismo, entre otras cosas, nos alegra que gran parte de la “izquierda” se rindió. Ahora se llaman progresistas, y deciden acompañarnos. Pero muchos de ellos se niegan a abandonar sus categorías conceptuales. Y eso no es un pecado. Si se mantienen fuera del peronismo, por supuesto. Porque si quieren pertenecer, es otra cosa. Muchas veces cuesta explicarles que son bienvenidos, pero, como decía Don Aturo Jauretche, “no quieran enseñarle a la partera como tener hijos”. Siempre creyeron que éramos un gigante invertebrado, y algo descerebrado. Que no teníamos ideas propias, que los estábamos esperando a ellos para que nos iluminaran Nos quieren enseñar como organizarnos, sin pensar que, si llevamos en esto 75 años, algo de eso debemos entender. Nos quieren señalar cual compañero es bueno y cual es malo. Muchos no aprendieron aún que los intereses nacionales priman por sobre las simpatías ideológicas. En buena hora si aportan alguna idea, algún buen cuadro político, algún buen funcionario. Siempre fuimos, somos y seremos frentistas. Pero vienen a nuestra casa, respeten nuestra identidad, nuestra forma de ver las cosas. Dicho esto, lejos de toda posición dogmática. Concuerdo con el filósofo Cornelius Castoriadis cuando habla de “la noción monstruosa de ortodoxia”. O George Orwell, en su libro 1984: “la ortodoxia significa no pensar, no necesitar el pensamiento”. Ambos lo decían por el estalinismo, claro. Muchachos y muchachas, jóvenes y no tanto: déjense de macanas. Los recibimos con los brazos abiertos, como siempre hicimos con todos los que se nos acercaron, desde todos los ángulos políticos e ideológicos. Ustedes, con todo respeto, suelen ser “almas buenas”, pero siempre terminan llorando y explicando derrotas. Los peronistas probablemente no seamos tan puros, pero siempre buscamos los caminos para triunfar.
También indudablemente, hay errores no forzados, como se dice en el tenis. Pero la decisión de cuidar a los argentinos, su salud, sus sectores más vulnerables, y salir con producción y trabajo, es la dirección correcta.
HACIA ADELANTE, POR FUTUROS 17 DE OCTUBRE:
El peronismo debe gobernar, y mantenerse unido. Unidad, aunque duela. Aceptar al otro, y que ese otro nos interpele. Entonces nuestra inteligencia colectiva encontrará el rumbo correcto, basándonos en nuestras ideas clásicas, pero actualizándolas acorde a los tiempos.
En cuanto a nuestro gemelo el antiperonismo, tiene que asumir varias cosas. La primera es que si se definen como “anti” nunca serán dignos adversarios. Solo servirán para obstaculizar. Busquen sus propias ideas, su propia identidad. Muchas veces no se entiende que quieren, que es lo que realmente pretenden defender, más allá de las consignas, que suenan vacías e incoherentes. La segunda cuestión es que nos respeten. Llegamos para quedarnos en la Historia Argentina. Fijense cuantos sepultureros ya nos hemos cargado. Y lo hicimos porque expresamos cosas concretas. Harían bien en dejar de lado etiquetas y prejuicios. Y dialogar, preguntarnos que pensamos, leer lo que escribimos.
Y ya los gemelos tenemos que pensar, juntos, en el país. Discutiendo y compitiendo, por supuesto. Las experiencias internacionales de hegemonías y partidos únicos han demostrado las limitaciones que tienen. Pero también pensando juntos como salir de esto, como generar un Proyecto de país, abandonando discusiones anacrónicas, aceptando que la historia no se puede modificar, que hay que actuar en el presente para construir un futuro mejor. No hablar por hablar, dialogar para decir que dialogamos, sino buscar en conjunto soluciones concretas para los muchos problemas que tenemos los que habitamos esta querida Patria. Mirar para adelante, porque como decía el maestro de Bolívar, Simón Rodríguez: “o inventamos o erramos”.
Los peronistas que hoy están en la oposición y no han entregado su alma al diablo, que no han abandonado sus principios y valores de toda la vida, pueden ser facilitadores de esta sana convivencia y cooperación. Espero no equivocarme con esto, porque también dicen que no hay peor astilla que la del mismo palo.
El Papa Francisco, una voz sabia que se levanta en el mundo para que cuidemos nuestra casa común, para que disminuyan las desigualdades, para que apostemos por la Paz y por Fratelli Tutti, es una guía que este tiempo nos ha regalado.
Como terminar estas reflexiones sin recordar al Martín Fierro: “los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera; si entre hermanos se pelean, los devoran los de afuera.”
Por Lic. Ernesto Jorge Tenenbaum. Integrante de la Fundación “Comunidad Organizada”. Para el análisis, desarrollo, actualización y difusión del pensamiento Justicialista (e. f.)